Calzado

Cuidado y conservación del calzado

En calzado Sibony tenemos los mejores consejos, ideas y soluciones para el cuidado de tus zapatos.

Información general

01.

Guardar los zapatos

Los zapatos guardados deben poder respirar siempre. No hay que ponerlos nunca en una bolsa hermética o de plástico, ya que pueden enmohecerse. Si guardamos un par de zapatos durante mucho tiempo, como por ejemplo las botas de invierno que no nos pondremos en verano, lo ideal será en una bolsa de algodón especial para zapatos, los cuales previamente habremos limpiado y ventilado. Esta bolsa de algodón será de igual utilidad en los viajes, para transportar los zapatos en una maleta.

En casa es preferible tenerlos en un armario de madera, con buena ventilación. En el interior, en lugar de estantes compactos, es preferible que haya barras o estantes de re-jilla. Los zapatos deben tener espacio suficiente entre ellos. Si le es posible, no dude en introducir hormas en cada uno: la piel se secará mejor y volverá a su forma original.

El mejor lugar para tener el armario de zapatos es una habitación con temperatura constante. No convienen ni el sótano, ni el garaje, ni cualquier espacio que tenga grandes variaciones de temperatura. El calor extremo del verano y el frío intenso del invierno afectan a la calidad de la piel, que se dilata o se contrae. Las suelas, a la vez, pueden secarse y volverse porosas.

02.

Rociar para una mejor protección

Impregne o rocíe sus zapatos antes de estrenarlos y cada vez que efectúe su limpieza: estarán mejor protegidos contra la lluvia y la suciedad. La piel es más fácil limpiarla cuando ha sido rociada, ya que la suciedad no penetra tanto en sus poros. El vaporizador debe estar a unos 30 cm del zapato, al aire libre, donde dejaremos secar los zapatos.

03.

Zapatos mojados o húmedos

Cuando nos sorprende una lluvia en Bogotá y acabamos con los pies con el agua hasta los tobillos, ni que decir tiene que el mejor producto de conservación no servirá para nada. En un momento u otro la piel absorbe el agua. Los zapatos de piel no son impermeables a la lluvia ni al aire como las botas de goma, y ¡más vale!

Pero la piel puede renovarse y volver a su suavidad original. Para evitar que se vuelva rígida y porosa, es esencial que no se seque con rapidez. Hay que evitar los secadores de pelo, los radiadores, los hornos y hasta los rayos de sol (los zapatos secos tampoco aprecian la luz o el calor intensos). Aproveche, cuando se hayan mojado los zapatos, para lavarlos con un jabón suave y agua caliente. A continuación, introduzca hormas en ellos: estarán perfectamente ventilados y se secarán con más rapidez. Evite el sol directo y déjelos en el balcón, a la sombra. La madera de las hormas absorbe el agua, que acaba evaporándose.

No hay que rellenar los zapatos con papel de periódico, ya que el papel empapado tarda mucho en secarse cuando está embutido en un zapato y podría empezar a enmohecerse. Cuando el zapato se haya secado, vaporícelo con un producto especial.

04.

Regeneración

Los zapatos necesitan descansar de vez en cuando para dejar que la piel se regenere y se seque.

¿Sabe usted que los pies segregan una cierta cantidad de ml. de sudor por día en condiciones basales?

Sabido esto, no deberíamos llevar los mismos zapatos más de dos días seguidos. Las hormas de madera son muy útiles para que la piel se seque con más rapidez, para que se alise y para que recupere sus propiedades naturales climatizantes.

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